7 JULIO
Nada más
despertarnos pusimos rumbo a Húsavík, considerada la capital de la observación
de las ballenas. Hay dos compañías que realizan distintos tipos de circuitos,
la North Sailing y la Gentle Giants. La noche anterior ya habíamos decidido que
queríamos hacer el circuito “WHALES, PUFFINS AND SALES” con la compañía North
Sailing, consistía en acercarse a la isla de Lundey (isla de los frailecillos),
donde anidan estas aves; la observación de las ballenas y colaborar en el
despliegue de las velas. La excursión dura unas 4 horas y al acabarla te dan
una reconfortante taza de chocolate y un bollo de canela, al chocolate le puedes añadir un poco de ron si quieres, como los auténticos marineros islandeses.
En la isla de Lundey pudimos observar una cantidad ingente de nidos de frailecillos, al igual que los vimos sobrevolando la isla y en el agua. Son unas aves muy graciosas, algo patosas pero tienen algo que te enamora.
¿Ballenas? sí, vimos algunas. No tuvimos la suerte como otros barcos que las pudieron observar muy cerca de ellos, pero divisamos algunas. ¿Merece la pena? Yo creo que sí, sobre todo, si no has visto ballenas antes. A mí especialmente me gustó por el hecho de disfrutar del paisaje, especatacualr, desde un marco como era ese velero.
De Húsavík
tomamos la carretera ….. para volver a la nº1. Nos paramos a ver la cascada Goδafoss
(cascada de los dioses), que erosiona el campo de lava de Bárδardalur. Hacia el
año 999 ó 1000 el lagman Þorgeir Ljósvetningagoði declaró el Cristianismo
religión oficial de Islandia. Tras su conversión, según las sagas nórdicas y al
regreso del Alþingi, Þorgeir lanzó sus iconos paganos a la cascada. La cascada
es espectacular.
De allí pusimos
rumbo a Akureyri. Ésta es la segunda ciudad de Islandia con 17000 habitantes.
Nosotros nos
detuvimos para comer y dar un paseo por la calle principal, llena de tiendas,
bares y restaurantes.
![]() |
Akureyri |
Recorrimos el
fiordo Eyjafjórδur, rodeado de colinas y montañas, donde pudimos
contemplar hermosísimos caballos islandeses. El caballo islandés o
íslenski hesturinn posee unas cualidades únicas, aportadas por la pureza
de raza y sus condiciones de vida extremas. Su origen es difuso, pero
se cree que provienen de caballos llevados por los vikingos desde
Escandinavia y Europa, hacia el siglo IX. La población permaneció
aislada durante siglos y ayudó a perfilar la raza. De hecho, el gobierno
islandés no permite la entrada de caballos al país, para preservar la
pureza de la raza. Si un caballo tiene que salir a competir o por otros
motivos al extranjero, no puede volver a entrar en el país.
El fiordo de Skagafjörδur
es conocido como el fiordo de los caballos. Poder contemplar estos animales
trotando o pastando por esas verdes colinas es un espectáculo para la vista. Toda
la zona es asombrosa, difícil describir con palabras lo que vimos. Tal vez por
ello es mejor que veáis algunas de las imágenes que tomamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario