12 JULIO
Nuestro último
día en Islandia. La mañana la dedicamos a comprar unos souvenirs, recorrer por
última vez las principales calles de Reykjavík, y visionar el audiovisual de
Islandia en 360º en el Harpa.
Salimos de
Reykjavík con destino al cabo de Garδskagi, en la península de Reykjanes. Es una zona de anidación de aves
marinas. Hay dos faros, uno nuevo y otro viejo, y un barco pesquero que se
puede visitar.
Intentamos ver Básendar, un pueblo de
pescadores destruido por una ola en 1799, pero no lo encontramos. Seguimos
nuestro recorrido por la península y nos detuvimos en el puente entre dos
continentes. Es un puente que une la placa americana y la europea, para mi
gusto, una cosa de guiris….
Luego nos dirigimos hacia el área geotérmica
de Seltún, fumarolas blancas, calderas burbujeantes de barro hirviendo,
riachuelos de aguas termales, el ambiente impregnado de gases sulfurosos.

De allí pusimos
rumbo hacia Keflavík. Nos detuvimos a ver la Laguna azul desde fuera. El aparcamiento estaba
abarrotado. Está formada por una serie de pozas que recogen el agua
sobrante de la Central Geotérmica de Svartsengi. La zona visitable, a través de
pasarelas y puentes de madera ofrece unas vistas espectaculares sobre estas
aguas de azul-lechoso, capricho de las algas y de los compuestos químicos
disueltos.
Antes de llegar al aeropuerto nos detuvimos a curiosear la antigua base militar de EEUU, ya sólo
quedan unos almacenes desiertos y alambradas. Los tanques los han pintado de
vivos colores y los barracones los han
reconvertido en viviendas.
Y de allí nuestro último destino en Islandia: el aeropuerto internacional de Keflavík.
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